jueves, 30 de junio de 2016

Abandonado

Recién ahora, luego de tanto tiempo, llega a mí el sentimiento de desdicha por tu partida. Todo este tiempo había sido como una laguna mental para mí, como una televisión sin antena, en la cual no se distinguen bien ni las formas ni los colores. Así estaba yo, sin saber si aún estabas acá, o si ya te habías marchado. Entonces solo me quedaba imaginarme que todavía estabas junto a mí, que no te habías ido. Sonará patético, pero debo decir que hasta podía sentía el olor de tu cabello cada vez que me despertaba. Hasta podía escucharte susurrar una canción cualquiera mientras te vestías. Sentía todo eso y un par de cosas más que para qué mencionarlas, si al final ya no tiene sentido. Sí, ya no tienen sentido para mí, porque hoy descubrí que todo eso no eran más que mentiras, y que el único mentiroso era yo. Pues yo era el que me había mantenido engañado todo este tiempo. ¿Pero, para qué? Para ser feliz, para no desarmarme, para no derrumbarme, para no tumbarme a llorar. La verdad no sé por qué lo hacía. Lo único que sé es que ya no estás más acá, y quizá nunca más lo vuelvas a estar. Pero no estoy triste. Quizá todo tiene que ser así. Quizá las cosas no debían durar para siempre. Quizá uno no debiera aferrarse tanto a una verdad. Ni mucho menos debería alterarla para hacerse creer que todo está bien. Porque quizá sea bueno que de vez en cuando las cosas anden mal, para volver a comenzar de nuevo, para volver a encontrar otro motivo que le haga a uno olvidarse de todo lo malo e involuntariamente ir pintando una verdad mucho más colorida que la opaca realidad que a cada uno le rodea. Solo espero que sea así, y también espero que nunca olvides el camino de regreso, por si alguna vez sientes el deseo de volver. 

♪♫ [Amor sin rodeos - Gustavo Cerati]