lunes, 28 de septiembre de 2015

La terraza de los desdichados

Ahí estaban los dos, sentados en esa vieja banca de madera que había en la terraza de la casa de ella. La misma banca en la que alguna vez habían jurado no separarse nunca, y era esa misma terraza en la que de igual manera muchas veces estuvieron a punto de darse por vencidos en esa batalla que ambos mantenían en secreto el uno con el otro. Esa terraza además era especial porque tenía una vista excelente, ya que permitía observar gran parte del pueblo: la escuela, el centro de salud, el bar de don Pablo, incluso a lo lejos se podía ver el puerto y apenitas, apenitas, también se podía distinguir a la gente que subía y bajaba de los barcos.
Uno se podía pasar horas y horas observando a esa gente, la gente del puerto, imaginando o inventándose una historia para cada uno de ellos, tratando de descifrar por qué razón venían a ese pueblo tan alejado de las grandes ciudades. Un pueblo muy poco conocido y bastante aburrido, y eso era de esperarse ya que no tenía ningún sitio de atracción para los turistas. 
Así pasaban ambos cada tarde sentados en esa terraza, observando, pensando, imaginando, teniendo un montón de ideas sobre cada persona que alcanzaban a ver a lo lejos en puerto, y entre todas esas ideas casi oníricas que cada uno tenía, la más frecuente era la de que quizá una de esas personas sería la que resolviera su complicado dilema y la que los liberaría de eso que los había mantenido esclavos tanto tiempo, pero que aún les era muy doloroso de reconocer.
Y en esa idea se encontraban prisioneros los dos, porque a decir verdad ambos se amaban como muy pocos otros han podido hacerlo, ellos se amaban como no habían amado a nadie en la vida y como nadie los podría amar en el futuro, pero reconocían que su amor no tendría ningún futuro en otro lugar, porque eran esas calles polvorientas las que habían forjado su amor y de esa mismas calles dependía gran parte de ese sentimiento. 
Lo que ellos no sabían era que su amor ya estaba muerto, o mejor dicho enfermo, enfermo en estado terminal, y que todos los momentos que pasarían juntos desde ese preciso instante en adelante, sólo serían un espejismo, un analgésico para calmar un poco el dolor que existiría dentro de sus almas cuando su amor por fin llegara a su final.

♪♫ [Tren - Jauría]

sábado, 26 de septiembre de 2015

Personas imprescindibles


Hay personas a las que uno conoce en momentos tan ordinarios de la vida, que al principio uno las nota como si fueran una más del montón. Pero después uno empieza a ver a esta persona en más momentos ordinarios, por así decirlo. De pronto estos momentos ordinarios ya dejan de serlo, porque ahora a uno le llama la atención el encontrarse a esa persona en ese justo momento. Y entonces es ahí cuando se empieza a prestar mayor atención a esa persona, y desde ese momento ya no se la observa como una más del montón, al contrario se la empieza a encontrar tan distinta a las demás, que con el paso del tiempo esta persona va formando parte de montones menos numerosos. Así hasta llegar al punto en que uno observa solamente a esa persona, apartada completamente del resto, ya sin ningún montón al cual pertenezca. 
Y de esta manera esa persona, esa persona que parecía tan común, a la cual uno conoció en un lugar y en un momento tan ordinario, pasa a convertirse en una persona imprescindible para uno, la cual ahora convierte cada momento que pasas con ella en algo extraordinario y fuera de lo común.

♪♫ [Cambios - Attaque 77]

sábado, 5 de septiembre de 2015

Seguiré escribiendo

¿Y es que acaso todas estas palabras deben tener sentido? ¿No pueden estar conectadas sólo por sí? ¿Hasta cuando vamos a seguir haciendo todo tan monótono? Qué tal si yo desparramo las palabras como si fueran cualquier cosa menos palabras y luego el que lea esto se encarga de darle el sentido que crea más conveniente, el que más le guste a cada uno. Así como nos pasa más de una vez a los que tenemos poco conocimiento sobre el inglés u otros idiomas, y al escuchar una buena canción en otro idioma que no sea español tratamos de imaginarnos lo que el artista está tratando de decir, sólo con escuchar la melodía. Uno se imagina que la canción trata de algo romántico porque es tranquila, relajante y la melodía es bastante armoniosa, pero luego ¡PUM! nos enteramos que la canción en realidad habla de la muerte, de infidelidades, o de cosas oscuras, no sé, algo totalmente opuesto a lo que nosotros habíamos imaginado, y entonces la canción deja de gustarnos, ya no la cantamos con las mismas ganas de antes. La canción se arruinó porque ya no dice lo que uno quería que dijera. Tampoco trasmite el mismo sentimiento que nosotros le habíamos puesto, ahora trasmite el sentimiento de el que la compuso. Y en realidad somos tan egoístas porque no nos importa un comino los sentimientos que trató de trasmitir el que compuso la canción. Sólo nos importan los de nosotros, y los de "nuestra" tan preciada canción, la cual ahora ya no es ni del que la compuso, ni tampoco de nosotros, ya no es de nadie. 
Pues así quiero que sean las palabras que dispongo en este lugar, libres de sentido real, y más bien comprometidas con el subjetivo. Así que todo el que lea esto es bienvenido a darle el significado que se le apetezca. No sé, tal vez alguien imagine que estoy en contra de alguien o de algo, otros dirán que refleja ira, otros que en realidad no es nada más que la libertad de expresión puesta en marcha, o incluso que nada de lo que escribí tiene sentido. Bueno, no sé, allá cada cual. Sigan leyendo, que yo seguiré escribiendo. 

♪♫ [Xmf - La ola que quería ser chau]