jueves, 17 de noviembre de 2016

Hablar y callar.


Aprendí con el tiempo, que no es necesario ni recomendable comunicarlo todo, y no quedarse callado, como te lo dicen las películas. Aprendí que a veces es mejor quedarse callado, y dejar que el silencio sea el que articule los sentimientos de manera natural y sin la influencia de nadie. Aprendí también, que otras veces basta con una mirada para expresar fielmente las emociones sentidas en una situación crítica. 
Aprendí que por más que se lo intente, las palabras nunca serán exactas, siempre estarán envueltas por una manta de subjetividad, y que los malos entendidos son como dientes de león que crecen todo el tiempo en un jardín. 
Aprendí que no es bueno taparse la boca al hablar, porque las palabras es mejor que lleguen directamente al oído de la persona que escucha, y no atravesando obstáculos que puedan alterar el sentido de lo expresado. 
Aprendí que nunca entenderé con exactitud cuándo es menester quedarme callado y cuándo no, porque eso no depende solo de mí, depende de todo alrededor. Además, también entendí que, no es algo que uno planifique, es algo que sucede al azar. Y que en eso precisamente radica lo bello de la comunicación: en la inexactitud, en el azar que la controla, y en la subjetividad del que escucha e intenta interpretar cada palabra que sale de mi boca, o de mi cuerpo. 

♪♫ [My girl - The Temptations]

viernes, 11 de noviembre de 2016

Se siente tan bien.


Te siento tierna, te siento dulce, te siento ingenua. Tanto así que hasta posar mis ojos de pecado sobre ti me parece una osadía, una maldad. Pareciera como si al hacerlo, tu imagen se fuera empalideciendo, fuera perdiendo ese brillo y el contorno púrpura que la rodea. Pareciera como si al cruzarse nuestras miradas, te contagio mis amarguras, te mato esa esperanza ciega que tienes hacia el mundo y hacia la vida. 
Por eso y por tantas otras cosas es que me siento culpable de verte, de estar cerca de ti, de tocarte. Porque sé que estoy haciendo mal. Pero insisto en hacerlo una y otra vez, y es algo en lo que no me puedo controlar, porque a pesar de todo lo demás, hacerlo se siente tan, pero tan bien. 


♪♫ [True Love - Esteman ft. Monsieur Periné, Juan Pablo Vega y La Esteband]

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Desafinado. Descoordinado.


Hay algo que parece andar mal. No sé si sea por casualidad, o es que acaso yo mismo lo provoco, pero desde hace varias semanas me pasa que tengo muchas ganas de escribir algo, porque siento la necesidad de hacerlo, pero cuando me siento frente al computador no siento nada. Pareciera como si cualquier palabra posible para dar inicio a una idea no tuviera sentido, se sienten falsas, se sienten incómodas, como si no quisieran salir. Entonces me frustro, me rindo, y decido no escribir nada. 


Al contrario de cuando ando lejos de un computador o de algo para poder escribir, porque justo en esos momentos se me vienen al cuerpo, sensaciones muy extrañas pero muy interesantes, que me hacen dar ganas de escribir y escribir lo que sea, pero sin parar. Son ideas pequeñas, frases, como estribillos de canciones, frases muy pegadizas, que parecen dar rienda suelta a un sin fin de otras palabras que se vierten en mi mente como si alguien diera paso a la corriente de un río que antes se encontraba obstaculizado por algo. Todo bien hasta ahí, pero ocurre que luego trato de mantener esa sensación hasta llegar a un lugar donde poder escribir todo eso que siento, pero cuando lo hago la sensación o se esfuma, o la olvido, o la recuerdo pero pierde todo el sentido que antes parecía tener. Y todo eso se siente bastante absurdo, se siente como si fueran ideas ajenas.


Pero bueno, al menos estas palabras son sinceras, con sentido, libres de cualquier prejuicio, bien ligeritas. Tanto así que hasta gusto me da escribirlas, gusto y esperanza de que esta sensación de lucidez tan anhelada se pueda convertir en algo más frecuente en mí.

♪♫ [Quitémonos la ropa - Alexandre Pires]