Cuenta la leyenda que allá por el año 2008 un grupo de jóvenes de 15 años decidió participar en el torneo de fútbol que organizaba el colegio en el que ellos estudiaban. En el aula de ellos había tantos alumnos varones que el profesor encargado decidió dividirlos en 2 equipos distintos, el equipo A (el de los buenos) y el B (de lo malos, futbolísticamente hablando). Yo obviamente estaba en el equipo de los malos. Las diferencias futbolísticas entre un equipo y otro eran enormes. El torneo contaba con la participación de los 4tos, 5tos y 6tos cursos, por lo general el torneo lo ganaban los 6tos cursos, y en último lugar quedaba un equipo de 4to, todo hacía pensar que ese año no sería la excepción, pero nadie se imaginaba lo que iba a ocurrir en ese torneo.
Bueno empezó el torneo y nuestro primer partido era contra el equipo A de nuestro curso. Nadie nada ni un centavo partido a la mitad por mi equipo, creo que ni siquiera nosotros nos teníamos esperanza, recuerdo que estábamos conversando antes de empezar el partido y entre nosotros nos decíamos que no importaba la cantidad de goles que nos fueran a meter, la cosa era divertirse y tal vez tratar de hacer un gol por lo menos.
No hacía mucho que había empezado el partido cuando nos metieron el primer gol, nadie se reprochó nada con nadie, porque obviamente era lógico que nosotros perdiéramos. Continuó el partido y parecía que había un solo equipo en la cancha, nuestros rivales, pero en la mitad del primer tiempo nosotros logramos empatar, con algo de suerte se podría decir. La alegría duró poco porque unos minutos después nos volvieron a anotar y así terminó el primer tiempo. Los dos equipos estábamos conformes, ellos porque iban ganando y nosotros porque habíamos logrado el objetivo de anotar un gol.
Comenzó el segundo tiempo y empezamos a darnos cuenta que podíamos volver a empatar el partido y así sucedió, ahora la cosa estaba 2 a 2 ante el asombro de todas las personas que observaban el partido, el resto del partido fue muy parejo, ellos jugando con mucha habilidad y nosotros con garra y entusiasmo. De manera asombrosa el partido concluyó empatado 4 a 4, pero la cosa no terminaría ahí porque en una dramática definición por penales seríamos nosotros los que cantaríamos victoria. Nadie lo podía creer, ni ellos, ni nosotros, ni el resto del colegio y mucho menos el profesor encargado de nuestro curso, el cual tenía todas sus fichas puestas para que el equipo A de nuestro curso ganara el torneo.
Ese es solamente el primer capítulo de esta historia, los demás los contaré tal vez otro día.
Bueno empezó el torneo y nuestro primer partido era contra el equipo A de nuestro curso. Nadie nada ni un centavo partido a la mitad por mi equipo, creo que ni siquiera nosotros nos teníamos esperanza, recuerdo que estábamos conversando antes de empezar el partido y entre nosotros nos decíamos que no importaba la cantidad de goles que nos fueran a meter, la cosa era divertirse y tal vez tratar de hacer un gol por lo menos.
No hacía mucho que había empezado el partido cuando nos metieron el primer gol, nadie se reprochó nada con nadie, porque obviamente era lógico que nosotros perdiéramos. Continuó el partido y parecía que había un solo equipo en la cancha, nuestros rivales, pero en la mitad del primer tiempo nosotros logramos empatar, con algo de suerte se podría decir. La alegría duró poco porque unos minutos después nos volvieron a anotar y así terminó el primer tiempo. Los dos equipos estábamos conformes, ellos porque iban ganando y nosotros porque habíamos logrado el objetivo de anotar un gol.
Comenzó el segundo tiempo y empezamos a darnos cuenta que podíamos volver a empatar el partido y así sucedió, ahora la cosa estaba 2 a 2 ante el asombro de todas las personas que observaban el partido, el resto del partido fue muy parejo, ellos jugando con mucha habilidad y nosotros con garra y entusiasmo. De manera asombrosa el partido concluyó empatado 4 a 4, pero la cosa no terminaría ahí porque en una dramática definición por penales seríamos nosotros los que cantaríamos victoria. Nadie lo podía creer, ni ellos, ni nosotros, ni el resto del colegio y mucho menos el profesor encargado de nuestro curso, el cual tenía todas sus fichas puestas para que el equipo A de nuestro curso ganara el torneo.
Ese es solamente el primer capítulo de esta historia, los demás los contaré tal vez otro día.
♪♫ [Nunca Quise - Intoxicados]