Es el miedo a esforzarse al máximo, y no lograrlo.
Es el temor a darlo todo, pero aún así no ser lo suficientemente bueno.
Es el terror a superar los límites propios, y aún así no poder llegar al otro lado.
Es como si se estuviera en un campo enorme, lleno de personas, donde de vez en cuando unos cuantos árboles dan frutos para poder sobrevivir, y no hay nada más para comer. Mientras justo al frente de ese campo, pero separado por un precipicio de incalculable altura, hay un jardín hermoso como ningún otro, con pocas personas en él, y lleno de árboles con los frutos más deliciosos del mundo, tanto así que los pocos que se encuentran ahí no logran comérselos todos. Pareciera un desperdicio, pero a ellos eso no les importa, porque viven mucho mejor que los que están en el otro lado, y esa es su recompensa, su muy valiosa recompensa por haberse atrevido a saltar hacia el otro lado.
Esos pocos se convencieron de que podían lograrlo y se prepararon. Cada día con más fuerza y más ganas, practicando con saltos menores pero cada vez aumentando más la dificultad, siempre forzando más sus límites. Hasta que se decidieron a dar el gran salto, dejando de lado el miedo, el temor, y el terror. Sabiendo incluso que solo tendrían una oportunidad. Lo intentaron y lo lograron. Llegaron al otro lado, y al estar ahí probaron los frutos, olieron el aire, se dieron cuenta que era mucho mejor que todo lo que había del otro lado, en aquel campo marchito. Entonces gritaron y animaron a los demás para que hicieran lo mismo que ellos, que lo intentaran, pero la mayoría vio el precipicio, se dio la vuelta y camino alejándose.
Esos pocos se convencieron de que podían lograrlo y se prepararon. Cada día con más fuerza y más ganas, practicando con saltos menores pero cada vez aumentando más la dificultad, siempre forzando más sus límites. Hasta que se decidieron a dar el gran salto, dejando de lado el miedo, el temor, y el terror. Sabiendo incluso que solo tendrían una oportunidad. Lo intentaron y lo lograron. Llegaron al otro lado, y al estar ahí probaron los frutos, olieron el aire, se dieron cuenta que era mucho mejor que todo lo que había del otro lado, en aquel campo marchito. Entonces gritaron y animaron a los demás para que hicieran lo mismo que ellos, que lo intentaran, pero la mayoría vio el precipicio, se dio la vuelta y camino alejándose.
Sintieron una vez el miedo, el temor, y el terror. Pero al verse acompañados de otros, creyeron que no era tan malo estar de aquel lado. Se pusieron cómodos y dejaron de intentarlo.
♪♫ [Whiplash - Justin Hurwitz]
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