El walkman era el principal refugio de Isabel. Se pasaba horas escuchando las melodías que salían de ese aparato que le había regalado un amigo de su papá para su cumpleaños número 16. La música la transportaba a otro lugar del mundo, a lugares que solo había visto en sus sueños. Esos lugares que rodean el límite de la fantasía con la cruda realidad. Esos lugares que representaban vivencias desfiguradas de su vida, vivencias tristes y otras no tanto. La música además le hacía experimentar sensaciones que nunca antes había podido sentir. El levantar abrupto de sus vellos con los solos de batería que tanto le gustaban, y el latir de su corazón al compás de los estribillos de sus canciones favoritas. El dueño de la tienda de la esquina de su casa fue unos de los mayores beneficiarios del pasatiempo de Isabel, ya que con gran frecuencia ella debía cambiar las pilas desgastadas de su preciado walkman, para proveer de energía no solo a aquel aparatito, sino también a ella misma. Porque quién sabe lo que hubiese sido de ella sin su walkman, y sin la música en aquellos años tan tormentosos de su vida.
♪♫[Enjoy the silence - Depeche Mode]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
A que no te atreves a comentar, cobarde.