A Paco no le importaba mucho detenerse a pensar en las cosas inciertas de la vida. A él desde la primera clase de filosofía en el colegio, el profesor le había parecido un ser detestable. Odiaba a las personas que se maravillaban por los libros. La alegría en sus caras al hablar de un libro le recordaba la que su profesor ponía cuando algún alumno realizaba alguna pregunta o denotaba interés en algún tema. Ese tipo de escenas siempre le parecieron repulsivas a Paco. En ocasiones incluso sintió nauseas al presenciarlas, y deseaba que si llegara a vomitar, al menos les salpicara algo a su profesor y a sus compañeros de clase o a las personas que estén cerca de él, para ver si así lograba de una buena vez que todos se callaran y dejaran de hablar tanta basura filosófica. Eso era una perdedera de tiempo para él. Para Paco la vida se resumía en escuchar una y otra vez las canciones de moda y en estar al tanto de toda la actividad farandulera de su ciudad. Esa era su vida, libre de cualquier pensamiento profundo. Él solo se dedicó a vivirla sin pensar de más, y murió siendo lo suficientemente feliz.
♪♫[Cempasúchil - Monsieur Periné]
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